Domigo 3 de Octubre de 2010, 9 horas nos encontramos en El Plumazo, desde alli partimos en autos rumbo a la ruta 18, km 24, camino de broza y llegamos a una antigua casona, alli nos esperaba Lina Monfort, anfitriona y descubridora de este hermoso arroyo. Inmediatamente cargamos mochilas y salimos rumbo al vado, continuamos por una senda al costado del Espinillo que nos ofrece muy buenas vista para sacar fotografias, sombra de reverdecidos árboles se reflejan en sus orillas y un sendero facil de transitar hacen de este lugar un trekking increible.
Luego de caminar por mas de 1 hora llegamos a la meta, un wai point marcado en el GPS de Eduardo Arias, mientras descansabamos realizamos un reunión y acordamos varios aspectos a tener en cuenta en el viaje al Champa.Camino de regreso, otra vez quitarnos los zapatos y cruzar el vado, llegamos a la casa, Ruben tenía el fuego encendido y los chorizos no se hicieron esperar, larga charla, anecdotas y risas a la sombra de los ecaliptus. A las 15 horas salimos nuevamente, caminamos por un chacra, montecito bajo y otra vez cruzar el arroyo, hasta una playita de arena fina, nuevamente nos sentamos a conversar, tomamos mate y nos relajamos hasta que las primeras sombras de la tarde nos dió aviso de volver.
Hasta aquí todo perfecto, demasiado lindo; pero alguien siempre debe dar la nota, marcar con un hecho el recuerdo de esa aventura y dejar una anecdota en la memoria de todos los presentes. La historia fue que en el último cruce del arroyo, y cuando solo faltaban 2 pasos para llegar a la otra orilla, el más encumbrado y experimentado aventurero tropezo descalzo con una piedra, se cayó al río con mochila, botas, camara, celular, billetera, solo el gorro quedo seco, el grupo atónito no sabia si reir, ayudar, lamentarse o que hacer, bueno, son cosas que pasan . . .